Práctica 2. Autobiografía lectora y audiovisual de un estudiante de secundaria.
Echo la vista atrás intentando recordar
mis inicios como lector y la primera imagen que me viene a la cabeza es mi
madre leyéndome algunas noches un viejo libro que teníamos por casa. No era una
novela ni un cuento infantil. Tampoco tenía imágenes. Y ni siquiera entendía
muy bien el contenido. Pero la verdad es que era un momento que siempre
esperaba con ganas y me hacía disfrutar. Al igual que las series y películas
infantiles que siempre veía en la televisión. Sin embargo, no fue hasta que
llegué al colegio y aprendí a leer que me interesé por la literatura y la
cultura cinematográfica de manera consiciente. Por ese entonces teníamos
bastantes libros en casa - a mi padre le gustaba leer bastante - así que
simplemente le pedí que me hiciera alguna recomendación. Así fue como conocí a Mortadelo y Filemón. Me gustaron tanto
estos cómicos personajes y me reía tanto con ellos que se convirtieron en una
constante de mi conversación diaria. De hecho, todavía me acuerdo cómo todos
los días iba al colegio buscando a mi profesora de inglés para contarle en qué
nuevo lío se habían metido.
Leer me gustaba tanto que no
tardé demasiado en hacerme socio de la biblioteca para poder sacar un libro tras
otro. Así, poco a poco, fui ampliando mis lecturas y en los últimos años de
primaria y, sobre todo, durante el verano antes de llegar al instituto, ya
había leído novelas como Eragon, Las
crónicas de Narnia, Una serie de catastróficas desdichas o incluso El señor de los anillos. Además, por esa
época descubrí los mangas y alternaba estas lecturas con cómics de One Piece y series de anime como Naruto.
Durante el instituto, en cambio,
las cosas son diferentes. Los interminables currículums de las asignaturas, los
constantes exámenes y los deberes diarios, además de las actividades
extraescolares a las que acudo tres veces por semana, me dejan sin demasiado
tiempo para disfrutar de nuevos libros. Al contrario de lo que ha ocurrido
hasta ahora, dedico mi tiempo a ver series como Breaking Bad y cine de culto
como Pulp Fiction. Y por lo que respecta a la literatura, me limito solo a leer
las lecturas obligatorias que, por desgracia, no me entusiasman demasiado. Reconozco que esos libros, al menos, los leo,
pero muchas veces me pregunto si con tanta literatura juvenil para captar
nuevos lectores conseguirán hacer que aborrezca la literatura o solo conozca
ciertas historias en las versiones del cine, y que, al final, ni mis compañeros
ni yo leamos nunca buenos libros.
Isabel Ruiz Navarro
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